El viernes pasado, en el primero de los cuatro encuentros del Paraná Poesía 2009, Daniel Durand y Matías Heer presentaron Colección Chapita, editorial que se da a la tarea de editar una bellísimos libros artesanales de poetas de la región.
En la Correveidile, se pueden encontrar:
La prefabricada, de Julián Bejarano.
El Olimpo, de Francisco Bitar.
Al rayo de sol, de Fernando Callero.
Pintó el arrebato, de Oscar Fariña.
De irrisoria complexión, de Matías Heer.
Inquina se apila, de Daniel Durand.
Hay poquitos... No se los pierdan!
lunes, enero 26
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4 comentarios:
Eso no es poesia ni nada que llegue al alma!! Un mamarracho total!
Cris
te parece un mamarracho??? la verdad que tendrias que tratar de hacer una criticar no insultar sino te gusta es otra cosa a otras personas nos gusta y mucho......Chicos han hecho un excelente trabajo mil felicitaciones....bss Silvina
CALIGRAMA CON PERROS CALLEJEROS
Por Rafael Serrano (Bogotá, Colombia) para la antología sobre perritos
Son dulces los juegos
de los perros callejeros
pero están a veces
apostados en garitas de guardia
a la sombra del merodeador y su linterna sorda
o tras los costales
de quienes traen
aparejos
de los barrios muertos.
Pero son bellos sus ladridos
a los que adhieren su garganta,
su hocico dividido, su nariz perfecta,
los bigotes con los que tientan
a ciegas
la casa
de
su amo
y la vereda donde viven,
donde a veces hallan un pan duro,
una sopa trasnochada.
Son bellos
los juegos
de los perros
punzando cual lanceta
sus carnes a pellizcos
como flechas inocentes.
Y es su mundo a blanco y negro
una sonrisa de pianos
y toneles
para
seguir
la
pista
del trasunto
metafísico en la vida.
Husmean el paso de los que pasan,
de los que fueron
de los
que
hu
ye
ron,
de los
que ya no
están y en sus ojos
aparecen sus figuras desoladas,
confundidas y a la final inhabitadas.
Por eso ladran en la noche
como ranas con
dientes
pulidos,
pues
son (como se quiera)
de
otra
dimensión.
Muertos en la carretera
es triste verlos, de ojos abiertos
pero perdidos,
como casa
desolada
pues
su
alma
ha vuelto
a la puerta
donde no hay nadie.
Y sus ojos yacen pues hacia la estepa vueltos ¡tan vacíos!
Un saludo cordial.
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